domingo, 1 de abril de 2012

JARDINES COMUNITARIOS: UNA RESPUESTA POPULAR


La comunera Paula Resels (PSA) y el Movimiento Popular La Dignidad (MPLD), trabajan en conjunto en un proyecto para crear un jardín comunitario en nuestra Comuna 11, en el Barrio de Villa Mitre. Esta experiencia ya funciona en otros Barrios Porteños. La nota a continuación presenta los fundamentos pedagógicos y la necesidad de su creación.


      Los espacios educativos del Movimiento Popular La Dignidad se construyen como parte de un proceso de transformación más amplio y general.
      Uno de sus objetivos es desarrollarse como ámbitos de poder popular, es decir como espacios donde se tomen de manera conjunta las decisiones, con autonomía del Estado y en disputa y confrontación con él.
      La educación popular propone una reflexión continua sobre nuestra presencia en el  mundo, el lugar que ocupamos, lo que hacemos y lo que no hacemos, nuestra forma de vida, los conocimientos que fuimos construyendo.
      Problematizar la realidad buscando respuestas posibles, ir de la reflexión a la práctica de manera dialéctica, partir de lo que sí sabemos para ir hacia lo que aun no, entendiéndonos como sujetos inconclusos en eterna búsqueda y construcción, es la forma que toma la educación popular para cuestionar las prácticas que entienden al sujeto como una vasija a llenar, donde su única acción posible es la recepción.
      Desde el MPLD, hace algunos años venimos impulsando y apoyando la creación   trucción de instituciones que nos pertenezcan y nos representen. Es en este proyecto donde la palabra y la acción de cada uno de los que participamos tienen un lugar predominante. La palabra en cada dialogo, opinión y reflexión y la acción en cada hecho que hace posible el desarrollo de este proyecto comunitario.
      Son los niños y sus familias los protagonistas de estos espacios, y sus palabras y sus acciones son sin duda, el eje que organiza toda la propuesta de trabajo.
      La organización comunitaria en el barrio y la lucha por concretar lo que es un derecho de todos y todas es el motor para la construcción de estos espacios. Frente a un Estado ausente, que deja a la deriva a niños y niñas en edades tempranas y a sus familias con necesidad de salir a trabajar, la opción por hacer los propios jardines resulta hoy un espacio de disputa desde el cual día a día demostramos que otra educación es posible.
      Pensamos infancias como co-constructoras de conocimiento, de identidad, de cultura y no como pasivas o reproductoras de modelos impuestos por los adultos.
      Llevamos adelante en nuestros jardines una práctica que proponga la circulación “libre” por el espacio, sin las restricciones o los “NO” con lo que comúnmente se encuentran los niños y niñas desde su llegada al mundo.
      Trabajamos desde la concepción de Emmi Pikler del Desarrollo motor autónomo, donde las posibilidades y capacidades de los niños y niñas no son “facilitadas” ni “estimuladas” por los adultos. Los adultos son acompañantes de procesos de exploración y aprendizaje donde los protagonistas son los niños y las niñas.
      Entendemos que la estética y organización del espacio y los materiales tiene también que estar en función de los niños y niñas y no de los adultos. Tomamos para esto algunas concepciones de la experiencia de los jardines de Reggio Emilia.
      Trabajamos para garantizar el cuidado y la crianza de los niños desde una concepción distinta a la impuesta, contrahegemónica. A partir de conocer acerca de las necesidades del niño pequeño y de reconocer sus derechos, se construye colectivamente una práctica que tiene como objetivo la constitución de un niño autónomo, con posibilidades de autodeterminación, capaz de tomar su destino en las propias manos, solidario, creativo, y no persona sujeta a lo que otros determinen por y para él.
Para las familias el jardín comunitario resulta un espacio de participación donde poder socializar con otrxs la educación de lxs niños y niñas.

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